El viento llama a la puerta,
enseña su patita de escalofrío
por debajo
y se cuela en casa.
Nos persigue
del salón a la cocina
hasta subir por la espalda.
Es como el miedo
pero sin alma.
El viento llama a la puerta,
enseña su patita de escalofrío
por debajo
y se cuela en casa.
Nos persigue
del salón a la cocina
hasta subir por la espalda.
Es como el miedo
pero sin alma.
Me encanta