Sin Categoría

Analógica

Si al llegar a casa sacas con cuidado un disco de su funda y le retiras el polvo suavemente con la esponja, apoyándolo sobre los dedos pulgar (al borde) y anular (la galleta), lo posas sobre el plato giratorio, encajándolo con precisión y empujas despacito el brazo hasta apoyar la aguja (zafiros o diamantes) sobre los primeros surcos, donde se esconde el silencio que precede a cada tema, si además ajustas el pitch (no te pasas de revoluciones) antes de que empiece a sonar la canción y finalmente, te acuerdas de bajar la tapa, entonces sí, te prometo ¡Alta Fidelidad!.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *