Estuve leyendo que a la hora de escribir son importantes los silencios, el no contarlo todo, el dejar espacio a que los demás imaginen, intuyan, supongan…………………………………………………………………………………………………………….
Y bueno no sé si me convence porque las personas que leemos a veces vamos buscando distanciarnos de nuestra realidad, sentirnos partícipes de otra intimidad, cambiar de escenario, imaginarnos que vivimos otras vidas, aprender de otras experiencias, mirar desde otra perspectiva y muchas nos mostramos tan ávidas al respecto, la verdad, que la idea de quedarnos a la orilla esperando……………………………………………………………..
¿Será suficiente espacio?. ¿Qué opinan? Que conste que lo estoy intentando. Lo que me gusta del planteamiento es esa oportunidad para que otras personas construyan, participen en la obra y pongan en marcha su maquinaria creativa (si bien ello es inherente al acto de leer), aunque las habrá también que prefieran que se lo den todo hecho.
Sinceramente creo que hay algo de soberbia en poner pegas de manera sistemática a los consejos de los demás, es mi caso, lo reconozco si bien me parece que también responde mi actitud al impulso voraz de escribir que me asalta cuando bien por la luz, los sonidos, el olor a madera quemada, el tacto de su brisa, una tarde se vuelve «esa tarde» por autonomasia, eterna e intemporal, porque contiene todos los elementos posibles y necesarios para ello. Creo que solo podría explicarlo mejor con un poema y ahora no me sale pero hay muchos escritos ya sobre el tema. Cuando «esa tarde» aparece, hace que te pongas de rodillas, seas su esclava y le escribas hasta la extenuación. Lo mismo pasa con los rumores de la noche………………, los chillidos de las gaviotas al amanecer……………….., o los de los niños y niñas en el parque………………………………………………, en fin………………………………
Seguro que tú estás pensando que podrías escribir sobre todo esto mucho mejor que yo………………………………………………….., es propio de ti y de tu soberbia, felicidades, nos parecemos mucho imbécil.